Es precisamente cuando te sientas en medio de toda esa mierda y te das cuenta de que es imposible no ser parte de ella, en cierto sentido te agrada, pero solamente cuando crees que lo estas viendo de fuera, cuando eres el dedo señalando la mierda.
Cierras los ojos y solo sueñas con muertes indefinidas de personas desconocidas, arboles enormes de diversos colores, esos que allá en sueños son la única realidad.
Abres los ojos y caes de rodillas, llevas una soga atada al cuello.
Cierras los ojos las hojas de los árboles han caído.
Abres los ojos, la soga está aún mas apretada.
Vuelves a abrir los ojos, ya no sabes si es de nuevo un sueño o es realidad, o tal vez la realidad sea solo un sueño pero es ahora cuando te sabes de nuevo en la mierda. Y lloras como chiquillo. Llenas el frasco que dice "Beber de Aquí" y lo tomas - un poco salado - nada mal para la acidez de tu boca.
Corres la puerta del armario y esta lleno de piel de hace tres meses, carcomida, seca; quieres desecharla desde hace dos meses y medio. Vuelves a cerrar el armario.
Sales y caminas por las lineas pintadas de amarillo a la mitad de la carretera. Mala suerte que son las tres de la madrugada, un solo auto a 120 km/hr habría hecho la diferencia. Ni un alma transita por la calle
... NI UNA ...
Tiras el balón lo mas lejos que puedes, sabes que cuando esperas que alguien diga lo que justamente quieres oír vas a detestarlo tanto como saber lo que nadie quiere decir.
Te sientas en medio del asfalto. La mierda entró en tus uñas. Dormitas encima, te desplomas, hueles a zapatos de señor de 40.
No esta loca, oyes decir en un altavoz que suena a las seis de la mañana en los andenes del metro guerrero. Rechinas los dientes.
Oyes el metro corriendo con las cien mil patas a toda velocidad, el olor a sobaco.
Cierras de nuevo los ojos.
Tres, dos, uno...
Sacan el cuerpo de las vías en pedazos. Sangre. Quitan la ropa. Los zapatos... están llenos de meirda.
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